top of page

EXPOAGRO Y ARMSTRONG ABREN NUEVAS OPORTUNIDADES PARA LAS PEQUEÑAS EMPRESAS


Con más de 80 empresas vinculadas a la agroindustria que emplean a cerca de 2000 personas en forma directa y a otras 4000 de manera indirecta, la ciudad santafesina de Armstrong, con sus apenas 13000 habitantes, se ha consolidado en los últimos años como uno de los grandes polos industriales vinculados al campo. Si la provincia de Santa Fe representa el 45% de la fabricación de maquinaria agrícola en todo el país, la mitad de esa producción corresponde a la localidad de Armstrong y sus alrededores (que incluye a Las Parejas, Las Rosas y Tortugas).

“El valor de la tonelada exportada de la Argentina ronda actualmente un promedio de 600 dólares. El valor de esa tonelada exportada desde Armstrong asciende a los 12.000 dólares. Esto habla del alto valor agregado de nuestra industria y de la potencialidad que tenemos”, afirma Gustavo Crucianelli, presidente del Centro Comercial, Industrial y Rural de Armstrong (CCIR), quien acaba de firmar con Expoagro un convenio para fomentar la participación de las empresas oriundas de esa localidad santafesina en la próxima edición de la exposición, que se celebrará del 13 al 16 de marzo en San Nicolás (KM 225 de la RN 9).

“Nuestro objetivo es que muchas de las pequeñas empresas afincadas en Armstrong, que nunca habían participado de Expoagro, puedan promocionar sus productos y experimentar las oportunidades que se generan siendo expositor de la muestra”, comenta Rodrigo Ramírez, gerente general de Exponenciar S.A., la empresa integrada por los diarios Clarín y La Nación que organiza Expoagro, Caminos y Sabores y Aliment.AR.

De esta manera, más de 20 empresas de Armstrong tendrán su propio stand en lugares destacados de la exposición y contarán además con la posibilidad de participar en la ronda internacional de negocios con compradores del exterior. “Es que Expoagro no se limita a ser solamente un ámbito ideal para los negocios locales, sino que gran parte de su diferencial radica en su plataforma internacional, que permite el ingreso y el crecimiento en el mercado de exportaciones a través de los 11 acuerdos que tenemos con ferias de todo el mundo”, agrega Ramírez.

“La idea es aprovechar todo el potencial y las herramientas que ofrece Expoagro, sobre todo en comercio exterior, y ponerlo al servicio de estas empresas. Hoy todos quieren exportar y sabemos que eso conlleva mucho tiempo y un trabajo muy arduo, especialmente para las firmas más pequeñas”, coincide Crucianelli. En Armstrong conviven grandes compañías de más de 200 empleados con microempresas sostenidas a veces por una o dos personas. “El objetivo es acercar a empresas que por su tamaño les cuesta participar de Expoagro”, añade.

El titular del CCIR se desempeña también como gerente de Crucianelli, una empresa emblema dentro del corazón fierrero de Armstrong y una de las firmas nacionales líderes en la fabricación de sembradoras. Justamente la localidad santafesina se destaca como la ciudad con más cantidad de empresas dedicadas al rubro de sembradoras en todo el país. Pero el polo industrial abarca muchas otras áreas, como la producción de cabezales maiceros y de recolección, agropartes y repuestos agrícolas, silos, y la confección de implementos complementarios y periféricos como palas, palas hidráulicas, pulverizadores, tolvas, acoplados semilleros y acoplados para combustibles, entre otros.

La clave del éxito de Armstrong, según Crucianelli, radica en una provisión de servicios y una educación pensada y orientada a acompañar el proceso de industrialización de la ciudad. “Las empresas tienen mucha conciencia sobre este aspecto y capacitan muy bien a su personal. En la zona se instalaron varias escuelas técnicas por el alto potencial de la región”, asegura el empresario. La mano de obra proviene también de pueblos vecinos, de 30 a 40 kilómetros a la redonda, mientras que es constante la llegada de profesionales de todos los puntos del país, especialmente de Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe y Rosario.

“Se trata de un polo industrial que ha ido creciendo por un efecto contagio. Se pueden ver muchos casos de personas que visualizan el faltante de alguna pieza necesaria para el resto de la industria y deciden abrirse camino por su cuenta. Otros vienen a asentarse acá porque saben que están todos los proveedores necesarios para trabajar. Así terminamos formando parte de una misma cadena, dentro de un sistema y un contexto que facilita el desarrollo agroindustrial”, revela el presidente del CCIR, que aglutina a más de 200 empresas del comercio, la industria y el campo de Armstrong.

8 visualizaciones
bottom of page