El feedlot fue la actividad más afectada por el aumento del maíz, en contraposición a los planteos de cría y los de recría y terminación menos intensivos. “Es inevitable una suba del gordo, que debería arrastrar a la invernada y así devolver la rentabilidad a toda la cadena”, afirman en Elizalde & Riffel.
La consultora Elizalde & Riffel proyectó los resultados económicos para 2018 de diversos establecimientos pampeanos de cría y recría con terminación a campo y a corral, y los comparó con los obtenidos en los mismos durante del ciclo anterior. La idea fue contribuir a la toma de decisiones de los empresarios, atento a los efectos de la reciente sequía que llevó al encarecimiento del maíz y a una baja en el precio del ternero, sin impactar aún en el animal terminado.
2018 versus 2017
El primer paso fue monitorear los precios de la hacienda, insumos y servicios que impactan en los planteos ganaderos, comparando los valores a marzo de ambos años.
Los mayores aumentos interanuales se registraron en los alimentos, alcanzando a 64% en el grano de maíz y 48% en el silo. En un punto intermedio está el costo del personal, que tuvo incrementos del 24 y 27%, de acuerdo a sus funciones. En tanto, el ternero de invernada presentó la menor suba (5%) y la hacienda gorda aumentó entre 8 y 11%, según categorías.
Estas modificaciones tienen un efecto más o menos significativo sobre los resultados económicos, de acuerdo al tipo de actividad y su grado de intensificación. Por eso, para analizar dichos impactos se evalúan diferentes planteos ganaderos.
Los modelos
Para la cría se consideró un planteo con una carga de 0,7 EV/ha, un destete del 80%, que se realiza en marzo-abril, con venta del ternero excepto para reposición. La edad de las vaquillonas al primer servicio es de 27 meses.
En cuanto a la recría y terminación, se tomó un modelo de campo bajo mejorado con promociones raigrás y verdeos invierno, y terminación a corral. También, otros dos planteos en campo de loma: uno, con recría sobre pasturas de alfalfa hasta los 320 kg y otro con recría a corral, con silo de maíz, hasta los 300 kg. En ambos casos se termina en el feedlot y salen gordos con 430 kg y 410 kg, respectivamente.
Con respecto al feedlot de terminación se analizaron dos alternativas, sin recría previa. Ambos compran terneros con 180 kg y los venden con 320 kg, en un caso engordando con maíz propio (Valor neto realización= precio de venta – gastos comerciales) y en el otro con maíz comprado, a valor precio pizarra Rosario.
En todos los casos se asumieron precios de compra y venta de la hacienda de acuerdo al cuadro presentado más arriba, con gastos comerciales del 6 y 7%, según la categoría.
Campo propio
En 2018, todas las actividades generan resultados económicos inferiores respecto del año anterior, tanto en u$s/cab como en u$s/ha, al punto que el feedlot registra quebrantos.
La cría en campo propio sigue siendo una actividad de buen margen por cabeza. Sin embargo, su resultado se reduce drásticamente cuando se considera el mismo por unidad de superficie.
La recría también se vio afectada durante este año respecto del anterior, sea en u$s/cab o en u$s/ha. Esto se debe a que el precio de la hacienda aumentó mucho menos que los costos de producción. Los planteos más intensivos, que trabajan con mayor carga o que demandan más grano y silo, fueron los más perjudicados.
El feedlot sin recría previa genera resultados negativos ya sea para las empresas que producen el maíz como para aquéllas que tienen que comprarlo. Este comportamiento se debe a que los costos de alimentación aumentaron en forma significativa en este 2018, influenciados por el salto del precio del maíz, a pesar que la relación compra venta mejoró sensiblemente.
Campo alquilado
Los resultados obtenidos por las mismas actividades de cría y recría-terminación varían si se considera el costo del alquiler de la tierra. En el caso del feedlot sin recría previa, el margen es el mismo que si se realiza en campo propio dado que el maíz se valora al costo de oportunidad o de compra.
La cría en campo alquilado es una actividad de márgenes muy reducidos o nulos (2 u$s/ha) y muchas veces esta actividad se sostiene solamente por la valorización de los vientres o el resguardo del capital.
Los modelos de recría también muestran márgenes muy bajos cuando se desarrollan en establecimientos alquilados, tanto en u$s/cab como en u$s/ha. Solamente aquéllos que alquilan un campo criador y lo pueden transformar en recriador, mediante la incorporación de promociones de raigrás o pasturas de recría, logran resultados económicos discretos. Los números son muy bajos aún en campos con aptitud agrícola, donde se puede realizar una recría en pasturas de alfalfa o con silo de maíz.
En síntesis
Los importantes aumentos registrados en los costos de alimentación y del personal con respecto al valor de la hacienda afectan a todos los planteos ganaderos, aunque el feedlot sin recría previa es el más perjudicado en este 2018.
Esto adquiere mayor importancia si tiene en cuenta que el 70 a 80% de los animales engordados a corral en el país son terneros que se encierran con 180-200 kg y se terminan con 310-320 kg o incluso menos, como ocurre hoy con las hembras. En contraposición, la cría y los planteos de recría y terminación menos intensivos son los menos afectados.
En este contexto, en la medida que no haya ajustes de precios relativos, la ganadería atravesará una situación complicada. Es poco probable que los valores de la comida bajen, por lo tanto, la única variable de ajuste posible es la hacienda. Sin dudas que esta actividad no puede sostenerse durante mucho tiempo sin resultados positivos o a pérdida. Por lo tanto, es ineludible una suba en el precio del gordo que debería arrastrar a la invernada y, de esta forma, devolver la rentabilidad al sector.
Fuente: Ing. Agr. Sebastián L. Riffel, M. Sci. - Ing. Agr. Juan Elizalde, M. Sci., Ph.D. www.elizalderiffel.com.ar