El Gobierno permitió temporalmente un valor más bajo
por las dificultades para engordar animales durante la sequía.
El envío de animales más chicos puede ser multado con más de $10.000.
A partir del lunes 1 de julio vence la prórroga dispuesta por el Gobierno argentino que permite a las hembras bovinas ingresar a faena con un peso mínimo de 270 kilos vivo.
Con la extinción de la resolución 66/2018 del Ministerio de Agroindustria, y mientras no exista una prórroga de su contenido, el peso mínimo de faena volverá a ser de 300 kilos. La medida se tomó por 90 días debido al impacto de la sequía. Entonces se redujo el peso de la media res de las hembras de 165 kilos a 143 kilos al gancho.
Con el vencimiento de ese beneficio, desde algunos sectores de la cadena de ganados y carnes se alerta a los productores a no enviar hembras por debajo de ese peso.
“Si a partir del lunes los controladores electrónicos de faena detectan una media res por debajo de los 165 kilos, los frigoríficos deberán hacer una caución de 10.116 pesos”, explicó el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas, Daniel Urcía.
“Alertamos al productor que a partir del próximo lunes 1 de julio continúa en vigencia la norma que sanciona la comercialización para la faena de animales con un peso inferior a los 300 kilos. Por ende todo animal en infracción va a ser descontado de las liquidaciones de compra”, dijo Urcía.
El responsable de Fifra envió un mensaje por whatsapp a grupos de productores y periodistas para “dejar constancia de esta alerta, para que se tomen los recaudos al momento de cargar hacienda con destino a faena”.
Desde algunos sectores de la producción admiten que, por la dieta que se les estaba suministrando a las hembras en terminación, esa suma de kilos adicionales generaría un castigo en el precio por parte del matarife.
Consideran que mantener la diferenciación entre el peso mínimo de faena para las hembras (en 270 kilos) y los machos (300 kilos) sería lo más adecuado.