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Prevenir los riesgos agropecuarios es una inversión


riesgos agropecuarios

Gestión de riesgos y bioeconomía marcaron el eje de la

II Media Jornada Agropecuaria organizada por el Consejo Profesional

de Ciencias Económicas y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

La necesidad de capacitarse y aprender sobre el motor de la economía argentina se hace cada vez más presente y parece ser una buena señal. Tan es así, que el Consejo Profesional de Ciencias Económicas y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), organizaron la II Media Jornada Agropecuaria con un enfoque interdisciplinario y a su vez, con una gran impronta sobre la importancia de gestionar riesgos y nuevos modelos de negocios.


En la apertura del evento, el presidente de la BCBA, Raúl Cavallo, recomendó: “Si queremos aprovechar las oportunidades que el mundo presenta, debemos afrontarlas con políticas públicasy el fomento de la inversión”. En este sentido, resaltó: “La sequía mostró los riesgos a los que están expuestos los actores de la cadena. Con el fenómeno del cambio climático, resulta necesario diseñar e implementar una estrategia ante el riesgo climático y de precios”.


¿Dónde estamos?

Para entrar en tema, Agustín Tejeda, gerente de Estudios Económicos de la BCBA, presentó la situación y las perspectivas de la economía agrícola argentina frente a las nuevas tendencias globales.


A nivel mundial, indicó que “a lo largo de las últimas campañas tuvimos stocks crecientes, mercados sobreofertados. La noticia es que por primera vez vamos a tener stocks decrecientes, para la campaña 2018/19”.


En tanto, en el plano local, destacó: “La eliminación de las retenciones, hizo subir los precios domésticos en la campaña, y el trigo y el maíz respondieron muy bien al esquema de las nuevas políticas”. En relación al maíz y en línea con las bioenergías, comentó que además de los usos tradicionales, empezaron a surgir nuevos usos en regiones extrapampeanas, por ejemplo 1,5 millones de toneladas de maíz se destina a la producción de etanol.


En diálogo con AgrofyNews, y con una mirada optimista Tejeda se refirió a la campaña fina: “Este nuevo ciclo le ha dado buenas señales al productor, ha aumentado el precio del trigo, estamos un 20% por encima de lo que teníamos en la campaña anterior. Eso ha mejorado la relación insumo-producto, y ha incentivando al productor a aumentar el área y el uso tecnología”.


Según Tejeda, las perspectivas climáticas son positivas para lo que falta de la ventana de siembra y el resto de la campaña. Al respecto, anticipó: “Podríamos superar las 6 millones de hectáreas, recuperando los niveles históricos que Argentina tenía de trigo y superar las 19 millones de toneladas de producción. Eso nos permitiría aumentar la molienda, las exportaciones e ir recuperando mercados internacionales”. Desde la BCBA estiman para toda la cadena un aumento del 33% del producto bruto, lo cual podría significar US$ 3.600 millones. ”Nos permitiría que el productor empiece a recuperarse y tenga ese puente financiero de cara al inicio de la campaña gruesa”.


Una inversión

Mariana Pellegrini de la Fundación MATba y Hugo Rossi, subsecretario de Coordinación Política del Ministerio de Agroindustria, hablaron sobre la importancia de la gestión integral de riesgos en las empresas agropecuarias. Un tema que cobra gran relevancia luego de la peor sequía de los últimos cincuenta años que dejó pérdidas cercanas a los US$ 6.000 millones.


En la medida que se pueda hay que utilizar herramientas para prevenir. En este sentido, Pellegrini, indicó: “El sector tiene tres riesgos agropecuarios, de clima, precio y económico financiero”. Al respecto, habló sobre el riesgo precio y la importancia de usar las diferentes herramientas que ofrece el mercado, como contrato de forward, de futuros y de opciones.


El productor siembra con un precio y cosecha con otro. Pellegrini resulta necesario que tanto el productor como el comprador armen su estrategia combinada, de acuerdo a la espalda financiera y al precio.


Por su parte, Rossi subrayó que se trata de una cuestión cultural y enfatizó: “Los productores argentinos y los asesores debemos ver la gestión del riesgo climático como una inversión”.


Según comentó, en 2016 tuvieron 21 provincias con alguna zona declarada en emergencia, y el año pasado 16.


Estos números ponen en evidencia que minimizar los riesgos, implica desarrollar una estructura. Al respecto, ejemplificó que la Red del Servicio Nacional Meteorológico tiene 120 estaciones y Francia con su tamaño, más de 4000. “Así como tenemos deuda en infraestructura ferroviaria, también tenemos deuda en sistemas de datos”. En línea con muchos funcionarios, sugirió que para avanzar en todo ello, es necesario el trabajo público-privado.


En segundo lugar se refirió a la transferencia de los riesgos, mediante seguros y coberturas. Al respecto, señaló que en febrero inauguraron una mesa de riesgo agropecuario, integrada por representantes del ámbito público y privado, cuyo objetivo es facilitar la adopción de instrumentos para reducir el impacto de los fenómenos climáticos, y actualizar el mercado asegurador.


Por último habló sobre el sistema de emergencia, y reconoció que la Ley de Emergencia requiere modificaciones, pero mientras tanto, permite paliar las crisis climáticas ante la falta de prevención y transferencia.


Por otro lado, pero en línea con el mercado de granos, Fernando Ravazzini, gerente de Administración y Finanzas de la BCBA, presentó el proyecto “Tomás Moro”, que tiene por finalidad facilitar los procesos de documentaciones requeridas en el comercio granario buscando reducir costos. El sistema permitirá superar a través de una única plataforma electrónica toda la documentación requerida en el mercado de granos y ello implicará una mayor eficiencia y su consecuente reducción de costo administrativo.


Al ser consultado sobre cuando comenzaría a funcionar, respondió: “Ahora lo estamos presentando a las empresas acopiadoras y corredoras del interior del país y la recepción es muy positiva. Para que funcione, necesitamos que estén entre el 70% y el 80% de los operadores”.

Un nuevo modelo de negocios


“Al mismo tiempo que tenemos problemas de seguridad alimentaria, debemos producir más alimentos con menos recursos, la agricultura y la economía en general tienen que ser amigables con el medioambiente”, así lo expresó Ramiro Costa, subdirector ejecutivo de la BCBA al referirse a la bioeconomía.


Según comentó, se presenta como una oportunidad histórica para las economías del interior. Para Costa se trata de una nueva forma de hacer negocios, implica un salto cualitativo de dejar de ver el agro como un sector primario y hacer lo mismo de manera sustentable e integrada.


Al respecto, explicó: “El camino de la bioeconomía implica agregar valor por hectárea satisfaciendo las nuevas demandas”. A modo de ejemplo, señaló que “Argentina de casi no producir nada de biodiésel, se transformó en casi cuatros años en el principal exportador”.


La cáscara de maní antes era un desecho, ahora genera energía. Hay una serie de ejemplos de integración circular y no hay desperdicio.


En este contexto, cabe señalar que a mediados de junio, la BCBA y FAO firmaron un acuerdo con el objetivo de impulsar en Argentina el desarrollo de la bioeconomía. En el marco del convenio analizarán los alcances y oportunidades de la bioeconomía para el desarrollo sustentable de Argentina; el carácter regional de la producción de biomasa y sus posibles implicancias en el desarrollo territorial; modelos de negocios potenciales para el desarrollo de la bioeconomía y sus posibilidades de adaptación a la agricultura familiar.

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