Con plasticidad y excelente sanidad, el Baguette 680 de Nidera cosechó muy buenos resultados en la provincia con rendimientos promedio de 50 quintales por hectárea. La experiencia de dos productores.
Con más del 70% de la superficie cosechada, los resultados que arroja la campaña de trigo en Córdoba son bastante heterogéneos. Según los datos que se desprenden del informe realizado por la Bolsa de Cereales de esa provincia, el rendimiento promedio es de 26,1 quintales por hectárea, producto de lluvias escasas, heladas tardías y granizo que afectaron a la producción. Sin embargo, hay excepciones. En algunos lotes los rindes superaron los 50 quintales.
Fue lo que le pasó a Mariano Bertello, productor de la zona de Villa María, que logró excelentes resultados con el Baguette 680 de Nidera. Mientras en la zona los promedios en general fueron de 32 a 35 quintales por hectárea, él logró un rinde de 50 quintales. “Ese es el promedio, tuvimos picos que fueron de los 60 a los 70 qq/ha”, comenta. Una experiencia similar se repitió en Villa Santa Rosa, en el departamento de Río Primero, al noroeste de la provincia, donde el asesor Gustavo Gómez – asesor de la firma Triwear – logró un promedio cercano a los 50 quintales con la misma variedad.
“Fue la primera vez que sembramos Baguette 680 y la idea es volver a usarlo en la próxima campaña porque sanitariamente anduvo muy bien”, relata Gómez, quien destaca además el buen macollaje, la cantidad de espigas por metro cuadrado y la buena calidad. Bertello coincide y agrega que ni siquiera necesitaron usar fungicidas. “Con otros materiales debimos hacer diversas aplicaciones por casos de roya y mancha amarilla. Pero con el Baguette 680 no se hizo nada. Sanitariamente es impecable y resultó ser un trigo muy económico desde el manejo”, remata.
En su primera experiencia con este material, el productor de Villa María sembró el 10 de junio en un lote arrendado de 90 hectáreas, sobre rastrojo de soja. “Previamente hicimos una fertilización, porque después no llueve más en la zona. Hace tres años que venimos repitiendo este manejo, con aproximadamente 200 litros de fertilizante líquido, que son cerca de 50 kilos de nitrógeno”, explica. También se aplicaron herbicidas residuales para el control de malezas durante el ciclo de cultivo.
En tanto, Gómez optó por adelantar la fecha de siembra al 26 de mayo, lo que muestra la gran versatilidad del Baguette 680, que no tiene requerimiento de frío. Lo hizo sobre un lote de 46 hectáreas, con suelo franco limoso (clase 3), que también venía de soja. “Fertilizamos a la siembra con una mezcla que tiene nitrógeno, un poquito de fósforo y azufre. Luego refertilizamos en macollaje y regamos con 120 kilos de urea”, completa el asesor.
Después el clima agregó algo de incertidumbre a lo proyectado al inicio de la campaña. Las heladas tardías que sacudieron al territorio cordobés en los primeros días de septiembre llevaron preocupación a un gran número de productores y en muchos casos también ocasionaron pérdidas de rendimiento. “Al principio pensábamos que el cultivo tenía síntomas de alguna enfermedad en hoja bandera, pero luego llegamos a la conclusión de que eran los daños ocasionados por el frío”, recuerda Gómez. “En octubre no sabíamos dónde estábamos parados. Pero finalmente los rendimientos fueron muy buenos, aunque quizás sin estas heladas el trigo podría haber rendido un poquito más”, reflexiona Bertello.
La conclusión general de ambos es que el Baguette 680 posee una gran plasticidad que le permite adaptarse a los distintos ambientes siempre cambiantes de Córdoba. “Nosotros lo habíamos elegido porque veníamos de inviernos muy cálidos y este material no necesita de tanto frío. Sin embargo, el clima finalmente fue todo lo contrario y después estábamos asustados. Pero se comportó perfecto. Hubo lotes que se deprimieron mucho en el rendimiento porque se sembraron más temprano y les pegó feo la helada”, explica Bertello.
En tanto, la escasez de lluvias no representó un problema para Gómez, que cuenta con un equipo de riego en la explotación. Entre esta herramienta y el agua inicial pudieron ofrecer casi 520 milímetros de agua al cultivo, que posteriormente fue expresado en un muy buen rendimiento. En tanto, en Villa María dependieron exclusivamente de las lluvias, que llegaron recién hacia mediados de septiembre. “Después empezó a llover, a llover y a llover. Tuvimos lluvias de 200 y de 140 milímetros, que no ayudaron mucho al rinde porque fueron muy hacia el final del ciclo. Pero había un perfil bastante acomodado de humedad”, comparte el productor.
En una campaña de trigo donde los buenos y malos resultados se sucedieron alrededor de toda la provincia, Bertello subraya la seguridad que brinda una variedad como el Baguette 680 en materia de rendimiento. Y pone como ejemplo otro caso de un campo vecino, donde con la misma variedad lograron rindes de 55 quintales promedio, con picos de hasta 80 quintales. “Lo sembraron un poquito más tarde, alrededor del 15 de junio. Cuentan con un equipo de riego muy grande con 20 torres que alcanzan más o menos 200 hectáreas y lo trataron solamente contra mancha amarilla”, concluye.