Desde el INTA aseguran que en la región se dificulta drenar las abundantes precipitaciones registradas en enero por las características propias de la zona como su relieve y tipo de subsuelos. Caminos elevados, terraplenes y alcantarillas tapadas empeoran la situación.
La región de los Bajos Submeridionales del centro-norte de Santa Fe y sur del Chaco tienen un promedio histórico de lluvias del orden de los 1200 milímetros (mm) anuales en la zona oriental y hasta 800 en la zona occidental. En pocos días se registraron entre 300 y 600 mm, es decir la mitad de lo que cae en un año.
Ante este contexto de emergencia agropecuaria, los técnicos del INTA evaluaron las causas de la situación de excesos hídricos en la región, una de las áreas productivas más afectadas.
Para María Fabiana Navarro –especialista del Instituto de Investigación de Suelos del INTA–, “hay una multiplicidad de factores que actuaron y actúan de manera sinérgica que conllevaron a esta situación”. Entre ellos, la investigadora señaló las abundantes precipitaciones registradas en la región como la principal causa, pero no la única.
En este punto reconoció que el sistema no está capacitado para drenar semejante cantidad de agua. “En primer lugar, porque el relieve regional está constituido por dos dorsales paralelas, una occidental que limita con Córdoba y Santiago del Estero y otra oriental que impide el desagüe natural hacia el río Paraná”.
En el medio –detalló– queda una depresión que son los Bajos Submeridionales del centro-norte de Santa Fe y sur del Chaco. “Esta zona se conecta con el agua que llega desde el sudeste de Santiago del Estero, que carga aún más de agua el sistema de estos bajos”, explicó.
En segundo lugar, porque los paisajes y suelos predominantes poseen un subsuelo arcilloso de muy lenta permeabilidad (horizonte B textural pesado) a sólo unos 15 a 40 centímetros o que aún posee alto porcentaje de sodio intercambiable (horizonte nátrico)
“La presencia de este horizonte impermeable favorece la formación de napas colgantes de agua de lluvia en los primeros centímetros del suelo, por lo que el suelo se satura de forma rápida y el sistema se inunda”, especificó Miguel Taboada, director del Instituto de Investigación de Suelos del INTA, para quien resulta “fundamental” el manejo conservacionista del suelo para no alterar el horizonte superficial somero, gran responsable de la fertilidad de estos suelos.
Además de estos aspectos naturales, Taboada aseguró que “el hombre ha agravado las cosas con sus manejos poco adecuados” y se refirió al corte del escurrimiento natural de las aguas con terraplenes de caminos o rutas sin drenaje, alcantarillas tapadas en los campos o canales clandestinos que cortan las pendientes, entre otras estrategias.