En el marco de la Semana Internacional de las Razas de Patrimonio (#HeritageBreedsWeek), una reflexión sobre la importancia que conlleva la perdida de una raza de interés zootécnico.
Es clave destacar la relevancia que tiene conservar nuestro patrimonio natural a través de planes que reconozcan su importancia y puesta en valor. En este sentido, muchas de nuestras razas tradicionales de ganado y aves de corral han sido reemplazadas por otras "mejoradas" en la agricultura animal moderna, a costa de una pérdida masiva en la diversidad genética. En todo el mundo aproximadamente una raza de ganado domesticado cada mes se pierde hasta la extinción, según livestockconservancy.org quienes llevan adelante la iniciativa.
Las razas históricas tradicionales conservan atributos esenciales para la supervivencia y la autosuficiencia: fertilidad, capacidad de alimentación, longevidad, instintos maternos, capacidad de apareamiento natural y resistencia a enfermedades y parásitos.
Localmente y en nuestro caso particular por el trabajo que nos ocupa ponemos la lupa sobre el cerdo criollo costero (CCC), una raza autóctona que se ha ido seleccionando naturalmente en un ecosistema único como son las costas donde se encuentran la corriente del Río de la Plata y la desembocadura de ríos de llanura como el salado, formando un verdadero tuyù donde se han adaptado a condiciones desfavorables.
El CCC forma parte de la cultura popular de la provincia de Buenos Aires. Pequeños y medianos productores, principalmente a escala familiar utilizan este recurso para el consumo de carne y fabricación de chacinados.
Es abundante y típico de la zona ya que habita en la costa bonaerense desde el principio de la colonización española, encontrándose en la actualidad un gran número de animales en estado asilvestrado a los que comúnmente se les denomina "chanchos cimarrones o ferales".
A pesar de ser la raza fundadora de la producción porcina nacional, este recurso no ha participado hasta la actualidad de planes racionales de aprovechamiento productivo (Proyecto AGROVALOR 2015). Nunca se lo ha valorado zootécnicamente y no ha sido tenido en cuenta como recurso genético en la producción porcina moderna. El mayor número de ejemplares se mantiene como cerdo cimarrón en una amplia zona costera de la provincia. No se han estudiado aún sus características productivas ni su importancia económica y social (Carpinetti y col).
Según Jorge Brunori referente nacional del Grupo Porcinos de INTA "consideramos de suma importancia continuar con los trabajos de investigación que permitan el mejoramiento de estas razas autóctonas adaptadas a situaciones especiales de productividad" y agrego que "el estudio y transferencia de sus características zootécnicas permitirá dotar al productor de una herramienta para mejorar la situación productiva y por ende la calidad del producto de esos pequeños y medianos productores que por su situación social no encuentran posibilidades de acceso a otras tecnológicas".
Es realmente un ejemplo el camino que ha recorrido en este sentido con suma coherencia el equipo de la UDELAR (Uruguay) en la pertinaz y fructífera tarea que viene realizando desde hace muchos años con la raza Pampa Rocha Uruguayo. Tenemos el sueño que algún día podamos ofrecer esta genética adaptada con base en el criollo costero.
De esta manera sumamos a la iniciativa internacional de concientizar a las autoridades y decisores para que visualicen la importancia de valorizar, estudiar, investigar y transferir sus características zootécnicas y la importancia de atesorar responsablemente estos recursos únicos.
Para terminar Brunori sintetiza: "La sustentabilidad económica y la seguridad alimentaria deben ser el objetivo principal a alcanzar, poder contar con animales adaptados genéticamente mejorados constituye el eslabón principal para alcanzar estos objetivos".