El carbunclo bacteridiano es una de las enfermedades más antiguas que existen, se lo conoce con diferentes denominaciones, Carbunco y Anthrax son las más conocidas en nuestro ámbito. Esta enfermedad puede afectar a muchas especies incluido el hombre, por lo que es considerada zoonosis.
El agente responsable de esta enfermedad es una bacteria que tiene la capacidad de generar toxinas responsables de la sintomatología en el hombre y los animales, pero lo más importante radica en que puede desarrollar formas de resistencia en forma de espora y perdurar así por 100 años o más en los suelos, cuando son ingeridas por un animal susceptible como por ejemplo los bovinos, esta espora pasa nuevamente a su forma vegetativa y empieza a generar las toxinas que en muchos casos producen la muerte de los animales.
El humano puede contraer la enfermedad principalmente por tres vías, vía respiratoria, digestiva y cutánea, es por ello que en términos de bioseguridad, se deben utilizar elementos de protección personal (EPP) como guantes descartables, botas, overol descartable, protectores oculares y buco nasales, a fines de minimizar riesgos cuando se deben manipular restos de animales presuntamente o con la seguridad de haber muerto por carbunclo. Ante estos hechos es fundamental la intervención y participación del profesional veterinario ya que es una enfermedad de declaración obligatoria y es el único que posee el conocimiento necesario para realizar el procedimiento tomando todas las medidas de seguridad que garanticen el manejo adecuado de animales muerto y de aquellos que están afectados.
Es importante destacar que ante la supuesta muerte de animales por esta enfermedad no se recomienda realizar necropsias pues las bacterias al tomar contacto con el oxígeno adquieren su forma de resistencia quedando dispersas en el sitio y viables para reiniciar su ciclo en caso de que sean ingeridas por otro animal. Para el diagnóstico de laboratorio basta con la extracción de un hueso largo, el que será acondicionado por el profesional actuante para luego remitirlo bajo condiciones seguras al laboratorio habilitado para su análisis.
El carbunclo es una enfermedad prevenible mediante vacunación, la vacuna se aplica anualmente y de manera sistemática en bovinos, en campos donde existe casuística de la enfermedad se recomiendan dos aplicaciones al año con intervalo de 6 meses entre las mismas, a fines de potenciar las respuestas inmunitarias.
Respecto al manejo de cadáveres de animales muertos por carbunclo, los mismos deben recibir un tratamiento diferencial, se deben tapar los orificios naturales donde generalmente es frecuente observar emanación de sangre y fluidos corporales evitando de esta manera la dispersión de bacterias capaces de sobrevivir en el medio ambiente bajo la forma de esporas, luego de esta primer acción se da comienzo a la realización de la técnica conocida como TAPADO CONTROLADO; el personal asignado a tal tarea debe utilizar los EPP correspondientes.
El fundamento de la técnica es crear un ambiente donde el efecto de bajas temperaturas nocturnas y altas en el transcurso del día, produzcan un efecto de pasteurización sobre las bacterias que se encuentren en forma vegetativa; para la realización de la mencionada técnica se requiere además de una solución de formol al 5% (250 ml de formol 40% y completar hasta 5000 ml con agua) y un aspersor para aplicar la misma. Para tapar el cadáver se necesita polietileno negro (agropol) 6 metros de largo por 3 metros de ancho. El procedimiento comienza con el rociado de todo el animal con la solución de formol, luego se extiende el nylon sobre el cadáver desplegándolo desde la cabeza y fijando el mismo con tierra extraída a pala de los bordes del nylon, hasta llegar al extremo posterior. El nylon y la tierra que lo fija también debe rociarse con la solución de formol ya que la misma actúa como repelente de posibles animales carroñeros.
El tapado controlado debe verificarse para observar posibles roturas y en caso de comprobarse pueden aplicarse parches de polietileno sobre las partes afectadas. El tiempo que debe permanecer activo el tapado controlado es de 240 a 260 días, en este lapso de tiempo se destruye toda la materia orgánica quedando solo los huesos. Transcurrido este período se procede a la desactivación por quemado, tomando todas las medidas de seguridad antes de iniciar el fuego, se efectúan tres aberturas en el polietileno, una a la altura de la cabeza, otra en el medio y la última en el cuarto posterior, se vierte gas oil por las mismas, aproximadamente 5 litros repartidos entre las tres aberturas, se enciende y se quema a fondo hasta que no se aprecien restos óseos, por último se rocía con la solución de formol al 5% la totalidad del terreno dónde se realizó el tapado controlado.
Fuente: M.V Marcelo Gastaldo, docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLPam en las áreas de Inmunología Especial e Inmunología Básica. Esp. Bioseguridad.