Las importaciones del gigante asiático mostraron un importante crecimiento los primeros meses del año, que llegó al 41% interanual en febrero. La Argentina se ubicó como segundo proveedor, detrás de Brasil. En tanto, Europa, Israel, Estados Unidos y Chile, tienen poca actividad por el coronavirus.
En enero y en febrero ingresaron en China 150 mil t peso producto, en cada mes. Esto representa un crecimiento interanual de 25 y 41%, respectivamente.
Esas 150 mil t son similares a los altos ingresos de julio, septiembre y octubre últimos, aunque menores a los récords de 180 mil t de noviembre y diciembre, justo antes de manifestarse graves problemas comerciales en China, previos a la disrupción del covid-19.
Es cierto que buena parte de esas importaciones respondieron al ingreso de mercadería que había sido despachada antes y que por los mencionados inconvenientes estaba parada en los puertos o había sido destinada a otros países para salvar la inactividad de los puertos locales luego del coronavirus.
Desde este punto de vista, es esperable que las importaciones de marzo y abril sean menores.
Sin embargo, los frigoríficos argentinos, y de otros países, vienen observando que el mercado chino se está “desentumeciendo” y empiezan a aparecer órdenes nuevas con proyección de crecimiento desde los bajos niveles de las últimas semanas.
A título informativo, de las 300 mil t importadas por China en el primer bimestre, el 85% provino de cuatro países, Brasil con 96 mil t, la Argentina con 65 mil, Australia con 58 mil y Uruguay con 33 mil.
En cuanto al crecimiento interanual, Brasil también lo encabezó con 90%, seguido por Australia con 77% y la Argentina con 39%. Sólo Uruguay, de entre los líderes, retrocedió respecto al primer bimestre de 2019, 28%.
En materia de precios, el promedio de este bimestre resultó 26% superior, en dólares, al de un año atrás, representativo de la escalada de valores observada a lo largo de 2019.
Otros mercados destacados
Como ya lo hemos tratado en boletines anteriores, el mercado europeo entró en una crisis de consideración, empujada por la cuarentena vigente en la mayoría de los países. Hoy es muy difícil conseguir órdenes nuevas y, en muchos casos, hay cancelación (o, intentos) de órdenes anteriores y tentativas de renegociación de precios ya cerrados.
Sucede justo cuando los abastecedores, incluida la Argentina, venían embarcando la cuota 481, para su ingreso en la ventana que se genera en los primeros días de cada trimestre calendario, a final de los cuales se agota.
También Chile está muy complicado por las medidas adoptadas para prevenir un mayor crecimiento en la curva de contagios del covid-19.Un caso especial lo constituye Israel. El mercado está parado, pero porque siempre está muy poco activo en esta época.
Los equipos religiosos que viajan para realizar la faena kosher siempre interrumpen su trabajo para celebrar las Pascuas judías en su país (marzo-abril) y el año nuevo y el ayuno de Rosh Hashaná (septiembre-octubre). Las tareas se paralizan durante el mes que, aproximadamente, se toman para ir y volver en cada oportunidad.
En esta ocasión, como Israel fue uno de los primeros países en imponer fuertes restricciones a los vuelos y a la llegada de personas al país, incluida la cuarentena de 14 días en su hogar para todos los llegados del exterior, la mayoría de los equipos de faena tuvieron que retornar antes, de manera de poder celebrar las pascuas luego de haber tenido dos semanas de encierro. Con lo que la temporada de trabajos se vio acortada.
Por ahora, no hay muchos avances en las conversaciones sobre nuevos contratos para después de las fiestas, ya que nadie sabe a ciencia cierta cómo va a ir evolucionando el tema de los viajes internacionales y cómo estará aquel mercado una vez que el problema del virus haya amainado.
EE.UU. también está mucho menos activo, con varios estados en cuarentena y una importante campaña para quedarse en casa (stay at home), que si bien no tiene gran impulso desde el gobierno federal, está siendo movilizada por la misma gente.
En fin, el panorama de menor actividad comercial que advertimos en esta parte del mundo, se replica en la mayoría de los mercados relevantes de carne. La gran esperanza vuelve a ser China, cuyo éxito contra la pandemia le está permitiendo intentar normalizar muchas actividades económicas.