Las lluvias del mes de octubre son una buena noticia para la producción ganadera. Con una “Niña” que aún no se expresó en todo su potencial, los perfiles de humedad en los suelos han mejorado de manera significativa.
“Aun en el caso de registrarse el impacto de La Niña durante el próximo trimestre, el mayor riesgo se centraría hacia el final de la primavera e inicio del verano”, consideraron desde el mercado ganadero de Rosario (Rosgan).
El dato que genera optimismo es que, en esa época, el desarrollo de los forrajes ya es menos dependiente de la recomposición hídrica que sí se espera durante la primavera.
La entidad rosarina estimó que en los campos ganaderos ya evidencian una mejora significativa en las condiciones forrajeras, tanto en potreros naturales como en pasturas nuevas o resiembras que comenzaron a reaccionar ante las condiciones climáticas favorables.
El efecto de las lluvias
“Se trata de un cambio que impacta directamente en las decisiones del productor ganadero”, sostuvieron.
De este modo, entienden en Rosgan, la mayor producción de pasto y una economía que exhibe algunos signos de estabilización permitirá extender los ciclos productivos y agregar más kilos de carne a campo.
En el corto plazo, este viento a favor también ayudaría a acelerar la terminación de aquellos animales que ya se encuentran próximos a su salida.
“Una respuesta favorable de los campos tras las últimas lluvias podría incrementar la producción de kilos provenientes de las pasturas ampliando aún más la oferta estacional que ya han comenzado a volcar los feedlots”, anticiparon desde el Rosgan.
De cumplirse estos pronósticos, la oferta de carne crecerá en el tramo final del año, situación que chocará con un mercado ganadero que no recompone sus valores desde hace meses.
Qué pasa con los precios
Este buen escenario productivo contrasta con el panorama de precios. De acuerdo al Rosgan, esta mayor oferta de hacienda encontrará a un mercado poco receptivo para absorber estos volúmenes, sin generar mayor presión sobre precios
Los valores del consumo siguen retrasados, con un novillo que desde hace seis meses se ubica sobre los $2.000. Con respecto al año pasado, la cotización de esta categoría registró una caída cercana al 18%.
“Si bien para el mercado de exportación se vislumbra en adelante un escenario firme, con Brasil recuperando valores ante la restricción de oferta y Estados Unidos con una sólida demanda de importación, localmente aún no están dados los fundamentos para que se registre una recomposición significativa de valores en lo que resta del año“, explicaron desde la entidad ganadera.
Y agregaron que incluso “con una ligera recomposición de los salarios, la debilidad el mercado local sigue ejerciendo presión sobre los valores del consumo”.
Más allá de este retraso en las cotizaciones, esta mejora en el clima -y la chance de un verano menos severo al esperado- permitirá incrementar el proceso de retención de hacienda y un incremento en las inversiones destinadas a impulsar la producción ganadera.
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