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El maíz volvió a caer en Chicago y su precio está en el nivel más bajo desde principios de marzo

El maíz completó ayer la quinta rueda bajista consecutiva en la Bolsa de Chicago, al pasar el contrato julio de 167,51 a 165,35 dólares por tonelada. Este valor, que es el más bajo para el cereal desde los 164,56 dólares del 6 de marzo último, es la respuesta de los operadores a las buenas perspectivas vigentes para la producción estadounidense y a la presión que ejercen el rápido avance de la recolección de la safrinha en Brasil y la entrada de ese grano nuevo en el circuito comercial, justo cuando el real acentuó su proceso de devaluación contra el dólar.


Con el mercado climático en pleno apogeo en Estados Unidos, los operadores dieron poca relevancia a la desmejora de los cultivos relevada el lunes por el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA, por sus siglas en inglés) en su informe semanal, donde marcó una caída del 72 al 69% de la proporción de maíz en estado bueno/excelente. Ocurre que ese dato se mantuvo por encima del 50% de igual momento de 2023 y, además, para el caso particular de Iowa, que es el principal Estado productor del cereal, el organismo reportó una mejora de la porción buena/excelente del 74 al 77%, contra el 56% vigente un año atrás.


Frente a lo antedicho, mientras ya se inició la etapa clave de la polinización del maíz estadounidense que determinará el potencial de rinde de las plantas, los operadores tienen en cuenta que el rendimiento promedio de la campaña anterior alcanzó un récord histórico según el USDA, con 111,28 quintales por hectárea, por lo que, si el clima se mantiene dentro de parámetros normales, quizás el resultado de la nueva cosecha pueda aproximarse al objetivo fijado por el organismo en 113,61 quintales por hectárea.


En materia de clima, el retorno de las lluvias al este del cinturón sojero/maicero (Illinois, Indiana y Ohio), que comenzó a darse ayer y que se mantendría al menos durante los próximos cinco días, fue un hecho bajista más para el mercado, dado que en esa zona los cultivos necesitan humedad para detener la desmejora de su condición.


Por otro lado, el mercado está monitoreando áreas del oeste (Dakota del Sur y el norte de Iowa) y del norte (Minnesota) de la zona núcleo para la producción de granos gruesos que presentan excesos de humedad y el anegamiento de campos tras las lluvias acumuladas en las semanas precedentes. Para esa región ayer hubo alivio por el tiempo seco, pero hay chances de nuevas precipitaciones para los próximos días.


Como hecho relevante para el mercado emerge el informe anual que el USDA publicará el viernes sobre áreas sembradas en Estados Unidos. En la previa de ese trabajo, el promedio de las estimaciones privadas auguró una superficie cubierta con maíz de 36,56 millones de hectáreas, ligeramente por encima del dato oficial proyectado en marzo, de 36,44 millones. Los extremos de las proyecciones relevadas por la agencia Reuters fueron de 36,02 a 36,95 millones de hectáreas. Cualquier eventual sorpresa en ese reporte tendrá su correlato sobre los precios.


Y acerca de Brasil, la celeridad con que se está levantando la safrinha es un hecho de presión bajista para el mercado internacional, en cuanto se trata del segundo mayor proveedor mundial del cereal, que campaña tras campaña acorta la brecha que lo separa del primero, que es Estados Unidos. El lunes la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) relevó el progreso de la segunda cosecha de maíz –aportaría el 77,2% de la oferta total en la campaña 2023/2024– sobre el 28% del área apta, frente al 13,1% de la semana anterior y al 11% de igual momento del año pasado.


Al mercado aún le resta dilucidar si el volumen total de la producción de maíz en Brasil estará más cerca de los 114,14 millones de toneladas proyectados por la Conab o de los 122 millones estimados por el USDA.


Mientras ese dato aún forma parte de las incertezas, otro hecho concreto ganó relevancia en las últimas cinco semanas: la devaluación del real contra el dólar. Ayer la divisa de Brasil cayó un 1,2% contra la moneda de Estados Unidos y la paridad se ubicó en 5,517 reales por dólar. Pero la devaluación trepa al 8,1% en la comparación con la paridad vigente al 17 de mayo último, de 5,104 reales por dólar. Esa transición de las monedas mejora la competitividad de las exportaciones de Brasil, en detrimento de las estadounidenses. Además, estimula a los productores a vender más granos, justo en el momento en que está entrando el grueso de la cosecha.


Firmeza del grano argentino


En el mercado doméstico el maíz ayer evadió la tónica bajista externa y cerró la jornada con valores en alza. En la plaza física las propuestas de los exportadores crecieron de 165.000 a 167.000 pesos por tonelada para Necochea; de 160.000 a 165.000 pesos para Bahía Blanca, y de 160.000 a 163.000 pesos para las terminales del Gran Rosario.


Las pizarras del Matba Rofex reflejaron subas de US$2,70 y de 2,80 sobre las posiciones julio y septiembre del maíz, cuyos valores de ajuste fueron 177,90 y 180 dólares por tonelada.


En la firmeza del maíz argentino siguen influyendo las pérdidas ocasionadas por la chicharrita que, cuando ya se levantó más del 50% del área apta, expone su mayor impacto sobre el rinde de los cultivos tardíos.


Respecto de la comercialización de la cosecha 2023/2024, anteayer la secretaría de Bioeconomía de la Nación indicó que, con datos al 19 del actual, la exportación adquirió 20.710.000 toneladas de maíz, de las cuales 7.086.900 toneladas todavía están sin precio firme.


Mientras que en el registro de declaraciones juradas de ventas al exterior los operadores anotaron hasta ayer 26.636.982 toneladas de maíz, un volumen que se va aproximando a los 31 millones de toneladas que Bioeconomía proyectó el miércoles pasado en su informe mensual de estimaciones agrícolas como la cifra de exportaciones argentinas durante el actual ciclo comercial, que lleva poco menos de tres meses de vigencia.

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