La última tormenta sirvió para que tome impulso el desarrollo del trigo y se pueda proyectar la siembra de maíz; no volverá a llover hasta el 11 del actual, lo cual no es bueno para las regiones donde no hubo suficientes precipitaciones
La reciente tormenta de Santa Rosa trajo un alivio muy necesario a la región núcleo, especialmente el nordeste de Buenos Aires y el sur de Santa Fe. Las lluvias acumuladas fueron significativas y ahora los especialistas esperan que esto mejore el estado del trigo y fomente la siembra de maíz. El fenómeno fue particularmente importante en un contexto donde la falta de precipitaciones y la disponibilidad hídrica estaban comenzando a preocupar a los productores.
Vale recordar que los pronósticos hablan de la posible llegada de La Niña que, si bien todo indicaría que va a ser una Niña moderada, hay temor por lo que la llegada de este fenómeno, que provoca menos lluvias de lo normal, pueda causar. Especialmente teniendo en cuenta que está vivo en la memoria de los productores el recuerdo de la última sequía, con caídas de más del 50% de la producción agrícola.
“Las lluvias se ajustaron muy bien a nuestras expectativas y se infiltran bien en el suelo. Esperábamos entre 10 y 20 mm, y algunas áreas recibieron entre 20 y 30 mm”, comentó Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). “Esto será un gran incentivo para la siembra de maíz, especialmente en el noreste de Buenos Aires, donde la demanda de insumos para maíz estaba bastante baja”, agregó. En zonas como Pergamino hubo acumulados de 51 milímetros, en Chacabuco 50, Rojas 46, y en Santa Teresa 41 milímetros.
No obstante, no todas las áreas se beneficiaron. Mientras que el nordeste de Buenos Aires y el sur de Santa Fe recibieron lluvias importantes, otras zonas tuvieron registros menores o incluso no recibieron precipitaciones. “Lamentablemente, en el oeste y parte del norte de la Región Núcleo, la tormenta de Santa Rosa dejó milímetros bajos e incluso algunos sectores no recibieron agua”, explicó. Dio como ejemplo los departamentos de Unión y Marcos Juárez, en Córdoba, donde se registraron entre 5 y 10 mm.
Russo también advirtió que no se esperan nuevas lluvias en los próximos 10 días. “La primera semana de septiembre comienza sin agua, lo que representa un problema. La próxima inestabilidad se prevé para el miércoles 11 de septiembre. Para quienes recibieron agua, ha sido muy beneficioso” dijo. Esto, indicó, pone presión a los productores para aprovechar al máximo la humedad disponible. “No podemos quedarnos esperando; hay que aprovechar cada milímetro que caiga”, agregó.
Como se indicó, estas precipitaciones son críticas no solo para la nueva siembra del maíz, sino también para el cultivo de trigo, que enfrenta un período de mayor demanda de agua para su desarrollo.
En áreas como Monte Buey (Córdoba) y Piedritas (Buenos Aires), donde el trigo ya había comenzado sus etapas reproductivas, una lluvia superior a los 20 mm ha sido determinante para mantener las expectativas de rendimiento. “Esto es excelente para el trigo y va a estimular la siembra de maíz”, sostuvo Russo, quien anticipó que la campaña comenzará en aquellas zonas donde las condiciones lo permitan.
Precipitaciones promedio registradas en el sudoeste bonaerense
Gabriel Abregos, del Área de Estudios Agronómicos de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, señaló que la reserva hídrica, es decir, el agua disponible en el suelo, era escasa en gran parte del sur bonaerense a principios de agosto. Esto se debió a la falta de precipitaciones en los meses previos y a las intensas y prolongadas heladas. “Afortunadamente, las lluvias llegaron a mediados de mes, lo que permitió que la reserva hídrica se recuperara, dando un nuevo impulso a la campaña fina 2024/25″, afirmó.
Con estas precipitaciones, el promedio acumulado para agosto terminó en 45 mm, un valor mucho más alto que la media de los últimos siete años, que era de solo 21 mm para este mes. No obstante, la situación venía con un déficit de lluvia considerable: sumando los milímetros acumulados en lo que iba del año hasta julio, y comparando con el mismo período de los últimos siete años, había un déficit de casi 70 mm. “Actualmente los cultivos se encuentran en muy buenas condiciones, en la etapa de macollaje, sin manifestaciones de plagas o enfermedades de consideración. Se han realizado tareas de fertilización a medida que las lluvias lo permitieron”, agregó.
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