En un contexto favorable para la actividad, profesionales del sector aconsejan afinar el manejo nutricional de los cerdos, a partir de poner en marcha un enfoque personalizado, que permita optimizar la conversión energética y alimenticia
En 2024, la cadena de valor del cerdo ha comenzado a mostrar números sólidos, tanto a nivel de producción interna como de exportación.
La foto del sector en este tramo del año es favorable. De acuerdo a un informe reciente elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en los primeros nueve meses de 2024, el volumen de producción de carne fue de 587.044 toneladas, un incremento interanual de 3,1%. En ese período, las exportaciones del sector crecieron un 35,1%.
Ante este escenario, existen una serie de factores que no se deben descuidar para seguir incrementando la rentabilidad y entre ellos, se destaca la eficiencia a la hora de planificar la alimentación en las granjas porcinas.
Pero no solo hay que centrarse en la conversión alimenticia, porque no siempre es garantía de conversión calórica óptima: los profesionales del rubro consideran que hay que comenzar a mirar la eficiencia en el uso energético de cada establecimiento.
MEDICIONES Y CONVERSIONES MÁS EFICIENTES
A partir de esta nueva mirada, se analiza cómo los cerdos convierten la energía de la dieta en carne, en lugar de limitarse solo a medir la conversión de alimento en proteína.
Everton Daniel, Gerente de Tecnología South LATAM para Cerdos – Cargill Nutrición Animal, presentó algunos conceptos novedosos a la hora de hacer más eficiente este rubro.
El punto de partida es medir el costo por kilo de carne producido, un proceso esencial para definir el programa nutricional de cada granja porcina.
“Estos indicadores permiten al nutricionista formular dietas orientadas en maximizar la rentabilidad del sistema”, sostuvo el directivo.
Para que este proceso sea exitoso, Daniel remarcó que el diagnóstico del escenario productivo es crucial. Así, en períodos de alta rentabilidad, se debe priorizar la maximización de la ganancia de peso y en períodos de baja rentabilidad, la eficiencia de conversión.
NUTRICIÓN DE PRECISIÓN
Con estos puntos expuestos, el directivo presentó el concepto de “Nutrición de Precisión”, enfocado en ajustar los sistemas de alimentación para satisfacer las necesidades específicas de cada corral o cerdo, en lugar de solo distribuir el alimento de manera uniforme desde los silos.
“Esto requiere la colaboración entre nutricionistas y la industria de equipamiento para incorporar tecnologías avanzadas, como equipos automatizados, software e inteligencia artificial, que reduzcan la dependencia de personal y optimicen su productividad”, sostuvo.
Daniel citó tambieén una serie de estrategias que permiten mejorar la eficiencia productiva en los planteos porcinos:
Manejo de comederos y agua: proveer agua ad libitum en la etapa de finalización aumenta el consumo de alimento y el peso final, aunque eleva la conversión alimenticia. En cambio, restringir el agua mejora la conversión, aunque reduce la ganancia de peso.
Materias primas de calidad: asegurar que las dietas se formulen con ingredientes de alta calidad para una mejor eficiencia.
Estrategia de formulación: ajustar la formulación de acuerdo con el contexto productivo; en escenarios adversos, optimizar la conversión alimenticia, mientras que, en escenarios favorables, priorizar la ganancia diaria de peso.
Molienda y peletización: ambos procesos mejoran la digestibilidad del alimento.
Restricción alimentaria selectiva: ofrecer alimento ad libitum en la mayor parte del ciclo y restringirlo en momentos de menor eficiencia alimenticia, como en la etapa de engorde.
Nutrición de precisión: aplicar un enfoque personalizado para optimizar la conversión energética y alimenticia según las necesidades específicas de cada grupo de cerdos.
“Estas estrategias, adaptadas al contexto de cada granja, permiten mejorar la eficiencia y la rentabilidad del sistema productivo”, concluyó.
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